5. Estudiando artes plásticas en la Universidad Nacional me tocaba ver una materia llamada Trabajo de campo, la materia más o menos consistía o consiste, en mi entender, en visitar sitios “exóticos” de Medellín – un cine porno, la plaza de mercado Minorista, el cerro el Volador, el Pueblito Paisa, etc. que sitios tan exóticos oiga.- y viajar a otros pueblos y a otras ciudades a nada menos, óiganlo bien, que ver a gente pobre – que cosa tan extraña los pobres oiga, así son los artistas-. Menciono esto porque así, un día de Trabajo de campo que me tocó ir a Piedras blancas, empieza esta - como dicen Barbara y Dick- “simple y corta historia de amor”.
Llegamos en bus a eso de las 7:30 de la mañana a la trocha que nos llevaría a la finquita que teníamos que visitar por orden de nuestra profesora Elena – hippie como ella sola.-. Parados mirando la trocha empinada hasta llegar arriba en la montaña y calculando cuanto tendríamos que caminar echamos un vistazo hacia atrás ¿qué vimos? Una cantina, dos borrachitos y a una mujer que hacia de mesera. Juan Gonzalo – un compañero muy buena gente él- y yo decidimos que si íbamos a caminar tanto trocha arriba lo mejor que podíamos hacer era emborracharnos. Dos cervezas cada uno nos tomamos en la cantina y cuatro cada uno compramos para llevar, y a caminar, caminar, caminar. Cuando llegamos a la finquita se nos habían acabado las cervezas “¿y ahora que hacemos maldita sea? la cantina queda en la mierda y no da para caminarse todo eso otra vez y volver”. Mi buena amiga Diana la Shaolina salvó la patria, en su maleta llevaba dos botellas de vino y una lonchera con picada de queso y salchichón. Y a beber, a comer, que cuento de ver la finquita esa, que cuento de saber como la dueña de la casa se busca la papita. Dieron las 4:00 de la tarde y nosotros bebiendo pero de vuelta en la cantina, para volver a Medellín teníamos que esperar hasta las 6:00 que una procesión de la Virgen María dejara de obstaculizar la carretera. Cerveza que nos trajo la mesera, cerveza que se fue a trastocar nuestra conciencia. Llegué a Medellín completamente borracho, zigzagueando una línea recta, queriendo seguir bebiendo y fui a parar al parque del Poblado. En el parque del Poblado la vi a ella, a Marcelita Gallo, la peladita que me caía mal por su acento bogotano, la peladita que hablaba tan duro que irritaba los oídos y los ojos, la peladita esa flaquita muy flaquita, destetada, bajita, de nariz aguileña y un lunar cerca de la boca. A Marcelita ese día la estaba acompañando Marco, yo no sabía que eran amigos desde los tiempos de matusalén. Mientras yo caminaba dando tumbos por el medio del parque me preguntaba “¿Marco qué hace con esa peladita tan fastidiosa?” igual me acerqué y saludé a Marco, luego intercambié mis primeras palabras con Marcela: “Hola, yo te he visto en la universidad” “Sí, estoy estudiando Artes” “Ah, yo también” “No te he visto por allá” “Es que ya estoy que me graduó y casi no voy” “Ah” “Marco, compramos ron o qué” “No home, hoy no quiero beber” “Ah bueno, yo sí voy a comprar, ahora hablamos”. Y me fui, ebrio, sin saber de amores futuros, olvidando casi por completo a Marcelita Gallo.
4. Mi primer beso con Marcela fue en una de las esquinas del parque del Poblado, los dos estábamos borrachos. Ella lloraba y bebía y bebía por su amor perdido, estaba despechada. Yo bebía y bebía porque yo soy así, borracho. Estábamos juntos esa noche porque por gracias de la casualidad ella y yo ya éramos amigos. Entonces yo le decía: “deje de llorar, mire que ya llegara otro, para una mujer bonita como usted conseguir otro es fácil”. Y entre consuelo y consuelo, trago de ron y trago de ron, trago de cerveza y trago de cerveza nos fuimos acercando, nos fuimos abrazando y nos fuimos besando. El beso lo interrumpió Carolina Marín que por allí pasaba mirándonos, extrañada, diciéndose algo así: “Byron se está chupando a la novia de Joni”. Marcela ya no era novia de Joni así que no me sentí mal porque Carolina me viera en esas, pero Marcelita no quiso seguir con eso de los besos, culminó la escena con una frase que nunca se me va a olvidar: “Vos para mi sos una experiencia bizarra, y solo somos amigos y es eso precisamente lo que necesito ahora, un amigo”. “Ah bueno” me dije yo, igual estaba borracho que era lo importante. Marcelita más tarde en esa noche, totalmente ebria al frente de Los Saldarriaga, me mostró una teta diciéndome que se había puesto un piercing en un pezón, y yo pensé “mujeres, ellas se las buscan, primero me besa, me dice que no y luego me muestra una teta, malparida”.
3. En el parque del periodista, mucho tiempo después de lo narrado en el punto cuatro, Marcela y yo – los súper amigos que andaban para arriba y para abajo juntos- sostuvimos la conversación de qué pasaría si fuéramos novios. La conclusión fue: “si llegamos a terminar un día yo, sabiendo como soy, seguramente te odiaría”. Tal cual, terminamos y a Marcela la odié, la odié tanto pero tanto que lo único que podía significar eso era: todavía la quiero. Si eres de los que tiene buena memoria y lees constantemente el TOP 5 sabrás que muchos tops están dedicados a ella, en unos tops la insulto – obvio, soy hombre, hablar mal de la que te dejó echo un guiñapo es ley.- en otros la extraño y en otros le profeso el amor que sentí por ella, bueno también tienen que adivinar cuales fueron esos tops porque nunca había escrito su nombre, sólo en uno lo escribí pero ya para ese tiempo volví a ser amigo de ella.
2. Entre birra y birra, cháchara y más cháchara Marcelita me robó un beso, el que fue nuestro segundo beso, pero primer beso oficial, el que nos haría novios. La escena sucedió en Carlos E. Restrepo, en la tienda esa de unas señoras. ¡Que beso! No lo olvido ni porque me paguen.
Entre birra y birra, lamentos y reproches, sentados en un escalón de la Galería de la fama en el parque del Poblado, mi relación con Marcela terminó, bueno ya había terminado días atrás, pero todavía había algo para hablar, todavía quedaba la última puñalada directa al corazón: la del adiós. Esa noche fui yo el que le robó un beso, el que fue nuestro último beso, gracioso que todo empezara con un beso robado y terminara igual.
1. Hoy día soy amigo de Marcelita, primera vez que soy amigo de una ex, y todo es bien. Ella tiene novio y yo estoy que echo babas por una pecosa que me trae loco. Pecosa, que linda que sos, ojala algún día me pares bolas.
*Por cierto, vayan mañana domingo en la tarde a la Galería de Wolf que Marcelita estará allá lanzando su segunda promoción de ropa Maltrapillo.
* El top es dedicado a Marcela y a los parques de Medellín que tienen un millón de historias.
*Escuchen Barbara y Dick
*Y perdón por el Top tan largo, suere muere.
El nuevo videoclip que les hice a mi banda amada Neoplatonics, espero les
guste.
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El nuevo videoclip que les hice a mi banda amada Neoplatonics, espero les
guste.
Hace 5 días.
3 comentarios:
Brindo por ese parque, por esa historia y por la de la pecosa, salud!
una historia complementaria de parque, historia boba: byr, ayer te prometí que iba a subir a la galería e iba hacer campaña de promoción tuya con la pecosa, te juro que la moral era esa, joni y yo lo hablamos mucho, "hay que subir a la galaería, hay que subir a la galería", nos repetíamos... fuimos al lugar maravilloso y preguntamos cuánto valía media de güisqui (como te conté cuando llamaste)... el asunto fue que íbamos a pomona y nos preguntamos: "cuánto podría costar la media de smirnoff?", y nos dijeron, vale 13 mil, pensamos: es mejor media porque una botella es mucho licor para nosotros dos... la botella rindió, llegó marcela y su novio y lo extraño es que aunque no tomaron, la botella se acabó rápido... y a por la segunda... joni al fondo ya decía: "si vamos a ir a la galería?", y si, la moral todavía rezaba que había que ir... nos acabamos la segunda (en el proceso llegó Julieth) y sin más nos dejamos arrastrar al deck, el asunto es que me dió un ataque de lucidez y alcancé (en la puerta a despedirme porque me dieron ganas de ir a dormir)... me despido de todos (joni enchuspado no se da cuenta que me voy) y te juro que pensé en ir a la galería... pero cuando doblé la esquina y vi a pomona me acordé que hoy no amanecía en este apartamento leche (y desayunar con cereal sin leche no es bueno) y cuando me acordé que iba a pasar por la galería fue cuando ya estaba pagando la leche y me dio pereza subir... no es una buena historia... pero es un ejemplo de lo que el parque le hace a uno
jejeje, sisas, así es el parque. Mientras yo en una papayera en mi casa, bebiendo whisky.
Y bueno, a la pecosa le hablare algún día.
Por cierto, Marcela enchuspada no va hacer su fiesta hoy, disque la va a hacer el viernes según me contó su mamá.
Gabi, Salud!
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