domingo, septiembre 02, 2007

TOP 5 Yo los quiero mucho

5. Anoche en casa de mi abuela Mariela se celebraron los cincuenta años de mi tío Lalo, toda la familia reunida, todo un mar de nostalgia en mi corazón. Se me aguo el ojo cuando el grupo vallenato que llevó Marta, la esposa de mi tío Lalo, cantó: “Recuerdo que Jaime Molina cuando estaba borracho ponía esta condición, qué si yo moría primero el me hacia un retrato o si él se moría primero le sacaba un son. Ahora prefiero esta condición, que él me hiciera el retrato y no sacarle el son. Famosas fueron sus parrandas que a ningún amigo dejaba dormir, cuando estaba bebiendo siempre me insultaba con frases de cariño que él sabia decir. En las piernas se me sentaba, me contaba un chiste y se ponía a reír. La cosa comenzó muy niño, Jaime Molina me enseñó a beber, adonde quiera estaba él estaba conmigo y donde quiera estaba yo estaba con él. Ahora me duele que se haya ido, yo quede sin Jaime y él sin Rafael.” Ahora lloro no sé por qué diantre, este TOP está empapado de lagrimas escuchando esa canción, la que desafortunadamente es la versión de Carlos Vives y no la original, la de Rafael Escalona.

4. “No le de más trago que él es alcohólico.” Le dijo mi tío Ramón con mucha razón a Checho mi primo cuando yo estaba pidiendo whisky. Igual Checho, bebedor como su papá Javier Lobo que los acuesta a todos y a todos los levanta, me dio el whisky, el whisky que me dejó sin razón, que me emborrachó.

3. “Usted heredó el alcoholismo de la familia Vélez, allá todos somos unos borrachos” me dijo mi primo Ignacio que estaba en la fiesta. “Sí Ignacio, lo heredé de allá, la familia Pineda aunque bebe no es tan ociosa. Los Vélez somos ociosos por condición”. Luego mi primo Ignacio me contó una historia de mi tío Jesús María: “la otra vez lo encontré dormido en el parque de Amaga, lo levanté, me lo lleve para la casa, lo acosté y a los cinco minutos otra vez me lo encontré dormido en una calle, así es Chucho”.

2. “Ese whisky aquí no da un brinco” mi dijo mi tío Javier con justa razón, el whisky no dio un brinco y nos pasamos al ron, a la cerveza. Y a bailar, bailar, bailar. Mi familia hace las mejores rumbas, todos bailan, todos cantan, todos nos queremos. Quizás sea la última fiesta en casa de mi abuela Mariela, la casa hay que tumbarla porque el último temblor de tierra la dejó ladeada para un lado. Seré un buen perdedor cuando eso pase, llorare a moco tendido.

1. Abrazado yo a las piernas de mi prima Carolina diciéndole que no tiene tobillos, que sus piernas son de mongola perdí la conciencia, no recuerdo más. Y aquí estoy, llorando por mi familia que la quiero mucho, llorando porque así es la resaca, lo pone a uno todo frágil, todo nostálgico, todo chilletas. “Ahora prefiero esta condición, que él me hiciera el retrato y no sacarle el son” dice el Windows media player cansado de repetir la misma canción.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Un vaso con un fondito de güisqui caliente, un silencio cortante, una mantel sucio con restos de comida y manchas pegajosas de algúna cerveza derramada.
De golpe cae la tarde y la mirada sigue apuntando hacía algún punto inpreciso de la pared, donde se proyectan los recuerdos mas tristes.
Les deseo un buen domingo.

Anónimo dijo...

y afortunadamente no caiste al parque porque a joni y a mi nos cogió la trasecendental en la primera parte de la noche... y pura conversación del tipo. qué voy a hacer con mi vida...etc, etc, etc.

Byron Alaff dijo...

Gabi, me terminaste de deprimir con ese comentario.

Luís, sí menos mal, más llorada mia noooooo.